Optimizar el uso del agua en la agricultura, un reto ineludible
El agua es un recurso invaluable para la agricultura y la producción de alimentos a nivel global. Sin embargo, su disponibilidad se está viendo amenazada por el crecimiento demográfico, la contaminación y los efectos del cambio climático. Ante este panorama, resulta indispensable implementar medidas para utilizar el agua de forma más eficiente en el sector agropecuario.
Una agricultura más sustentable en términos hídricos es posible mediante estrategias como:
- Tecnificación del riego: sistemas por goteo, aspersión, pivotes centrales o lateral móvil optimizan el uso del agua al llevarla directamente a las raíces de las plantas.
- Monitoreo del contenido de humedad del suelo: sensores y otras tecnologías permiten regar con base en las necesidades hídricas reales del cultivo.
- Selección de especies y variedades resistentes a la sequía: recurren menos al riego complementario.
- Labranza de conservación: al mantener los residuos del cultivo anterior se conserva la humedad del suelo.
- Rotación de cultivos: alternar entre especies con diferente profundidad radicular aprovecha mejor el agua del subsuelo.
- Cultivos de cobertura: variedades que se siembran entre ciclos productivos evitan que el suelo quede expuesto y se evapore el agua.
- Agroforestería: los árboles mejoran la infiltración del agua y crean microclimas más húmedos.
- Captura de agua de lluvia: almacenarla en reservorios reduce la dependencia de otras fuentes en los periodos de sequía.
- Reutilización de aguas residuales tratadas: una opción en zonas con escasez hídrica, tomando precauciones sanitarias.
- Mulching o coberturas orgánicas: residuos como paja o astillas de madera en la superficie del suelo limitan la evaporación.
A nivel de parcela, también es clave realizar un manejo integrado del riego, considerando factores como el tipo de suelo, topografía, fisonomía de los cultivos, condiciones climáticas y etapa fenológica. Asimismo, monitorear periódicamente la humedad del suelo con sensores o métodos como el “feel test”.
Las tecnologías digitales como sistemas de información geográfica, teledetección, drones y big data analytics son aliadas para modelar la disponibilidad del recurso hídrico a mayor escala, detectar fugas en canales de riego o desarrollar sistemas de alerta temprana ante sequías.
Sin duda, lograr un uso eficiente del agua representa todo un reto complejo, que obliga a conciliar aspectos técnicos, económicos, sociales y ambientales. Requiere inversiones importantes, cambios en políticas públicas, compromiso de los productores, investigación y desarrollo tecnológico. Pero es una tarea ineludible para asegurar la resiliencia de los sistemas agrícolas y la seguridad alimentaria global frente a un clima cambiante.
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